Febrero 2023
Lo nuevo de Zuri Vidad
Muchos sois lo que me habéis preguntado para cuándo va a ser lo nuevo de Zuri Vidad. Creedme si os digo que eso nunca se sabe, ya que hay muchos pasos a dar hasta creer que algo está en condiciones para salir a publicarse. Con el tiempo te das cuenta de la mayor importancia del momento posterior al finalizar un manuscrito, las correcciones con una y mil veces de repasos, variaciones y rectificaciones de la forma, de expresiones, … Podría ser eterno.
Hay uno de ellos, el que pienso en la actualidad más para la auto publicación, lleva en mi ordenador un par de años esperando encontrar el momento adecuado. No puedo decir que estuviera terminada al cien por cien, pero la trama principal sí. En la época en la que escribo estas letras estoy dando remate a ese pequeño porcentaje que le quedaba por acabar. El problema que tenía esta novela, que pretende ser la segunda parte de una trilogía (y como comenté en la entrevista de Radio Manises, sería la continuación de «Antia. La civilización olvidada», aunque podrá leerse de manera independiente), es que en una parte importante de su trama ocurrían unos acontecimientos parecidos a la pandemia de 2020. De hecho, la di por casi-acabada en febrero-marzo de ese año, previo al confinamiento. Lo tuve claro una vez estábamos de manera permanente en casa, no me apetecía sacar algo similar a lo que estaba ocurriendo, por mucho que mi manuscrito ocurriera dentro de un contexto de ciencia ficción. La dejé y empecé otra que autopubliqué poco después (confinados da mucho tiempo para escribir), fue «El buscador de sueños».
Para aclarar lo de esta novela, podrá leerse de manera independiente, sin necesidad de conocer la primera parte de Antia, ya que es un argumento nuevo y lo que se necesita saber de ella se explica en el transcurso de la historia nueva. Pero la experiencia siempre será más gratificante si se lee, ya que se conocerá más a fondo la personalidad de esos seres inteligentes que habitaron la Tierra hace millones de años.
Así pues, aunque le queda mucho para darla como acabada, ya que tendré que darle un par de lectura más y pasarla a los lectores beta, al tiempo de hacer una portada chula al nivel de la de su primera parte, supongo que a principios-mediados del 2023 puede estar disponible. Pero no quiero adelantarme con esto, porque luego nunca se sabe.
Luego existe otra que he enviado a editoriales, pero no tengo ni idea de lo que puede ocurrir ni los tiempos que ello conlleva. He de decir que esta me gusta mucho, como todas las otras, pero la veo algo más «redonda» —no sé si esta es la palabra adecuada— y puede encajar en un público que demanda algo similar en los últimos tiempos, a juzgar por los tipos de libros que copan las ventas. No es ciencia ficción, pero tampoco relaciones personales. Es una ficción contemporánea, con cierta dosis de intriga y aventura, que como ya sabréis quien me lee, no puede fallar. No sabría decir si es lo mejor que he escrito. No tengo capacidad de decidir algo así. Un hijo para uno mismo no es más guapo que otro.
De todas formas, la opción de autopublicar siempre está ahí. Es la más rápida y directa. Por lo que es posible que después de un tiempo sin sacar nada nuevo, nos encontremos con dos en un breve espacio de tiempo. No se sabe. En cualquier caso, iré informando para que se sepa. Y esta del post en «te cuento» es una buena vía.
Y una cosa más. Algo muy importante en todo esto es el boca a boca, como es lógico. A un Pérez Reverte, Juan Gómez Jurado o Carmen Mola no le hace falta, ya que sus novedades son conocidas a través de anuncios impresos, escritos o en medios de comunicación. Incluso se dan en informativos a nivel nacional. Vamos, el marketing perfecto.
Pero, para los que no nos conoce ni el tato, cualquier ayuda, cualquier WhatsApp compartido, cualquier información de cómo encontrar un libro —luego puede interesar o no al receptor—, pero a su vez puede ser de nuevo reenviado para que así llegue a alguien a quien le interese de verdad, puede ser de una gran ayuda.
Si a cada mensaje enviado por mi parte a cierta cantidad de personas, de manera personal, sin agencia u oficina de marketing o prensa, es de nuevo enviado pongamos que a cinco personas más, y estas de nuevo a otras tres, y esas tres de nuevo a dos, pero alguna de ellas lo envía de nuevo a diez, y estas lo vuelven a reenviar, la progresión que se sigue es muy grande, exponencial, llegando a muchas personas a partir de un mensaje inicial. A unos le interesará o no, pero a quien se reenvía, quizás sí. Es la manara de que algo muy pequeño, que no se conoce, pueda llegar a alguien que esté interesado de verdad, por muy lejos o inaccesible que fuera en un primer momento.
Siempre recuerdo el caso que oí en una ocasión en la radio de un autor, en la actualidad muy reconocido, sobre una de sus novelas, la cual no tuvo apenas repercusión de manera inicial. Por eso, a juzgar por ello y las escasas ventas iniciales, parecía una novela más que pasaría desapercibida como tantas otras, sin dar la posibilidad a que una masa importante de personas pudiera disfrutar de ella. No recuerdo con exactitud el autor y la novela, por lo que prefiero no nombrarlas para no caer en inexactitudes. Parece ser que dejó ejemplares en varios lugares públicos, entre ellos en los accesos al metro. Pensaría que para que se perdieran en la caja donde se las enviaron mejor que alguien las leyera. Por una casualidad del destino cayó en manos de un crítico literario, que quedó prendado de ella. Le hizo una columna en prensa alabando al autor y su novela. A partir de ahí todo dio un giro de 180 grados. Fue reconocido e incluso premiado.
¿Quiere decir eso que la novela antes era mala? No. La novela era igual de buena o de mala antes de su reconocimiento público. Pero la posibilidad o acceso a su lectura por parte de muchas personas puede dar lugar a un reconocimiento, que luego será mayor o menor en función, con toda seguridad, de la valía de la misma, pero si no tiene esa posibilidad, nunca tendrá la capacidad de que le llegue a las personas adecuadas para leer esa historia o ese argumento.
Y ya no hablo de obtener un reconocimiento por una novela que te haga líder de ventas, hablo de tener la posibilidad de que alguien, una persona, diez o mil, que en un momento dado le pudiera interesar esa historia, tenga la posibilidad de que le impacte, o le toque de manera especial, ayudándole de alguna manera por su punto de vista, por su reflexión o por su trama.
Y no me refiero a que se convierta en su libro de cabecera, en ese que se relee cada cierto tiempo de lo mucho que te gustó, sino en uno que en algún momento haya provocado algún tipo de reacción al leerlo, en su todo o en parte, de manera que le haga pensar, criticar o alabar esa parte o ese todo, haciendo que no haya pasado desapercibido para esa persona.
Poniendo el caso de una novela mía, si no hubiera presentado a un certamen literario «En este otro lado de la vida» nunca hubiera llegado a ser un ganador del certamen y a publicarse por una editorial. Con toda seguridad la hubiera autopublicado y hubiera pasado sin ese reconocimiento. Es posible que no hubiera recibido los mensajes de ciertas personas que me decían que le ha encantado la historia. O quizás hubieran sido otros. A unos les habrá gustado más que a otros, les habrá llegado más al corazón que a otros. Pero la novela era la misma antes que después del reconocimiento. Lo que cambia es la posibilidad de llegar a las personas.
Con todo esto, lo que quiero transmitir es la importancia que tiene cada uno de vosotros, de los que las leen y los que no, de los que me leen y los que no, para lograr ser transmisores de algo que, para algunas personas, puede significar algo importante el hecho de que caiga en sus manos cierto manuscrito, y con seguridad para otras pasará desapercibido. Pero el dar continuidad a una información que nos llega, el dar a conocer con el boca a boca, el reenviar un mensaje, el transmitir lo que se piensa de una novela puede significar mucho para alguien anónimo y que, sin esa transmisión, nunca hubiera llegado a conocerlo.
En definitiva, y después de todo lo que os he contado, resumirlo en que tengo entre manos dos posibles novedades para el 2023, volviendo a la posibilidad de que salgan a la luz dos novelas en un mismo año, como ocurrió con «Antia. La civilización olvidada» y «Chicas, ¿quedamos? Historias del día a día» en el 2019, y un año después con «El buscador de sueños» y «Buscando un futuro para nosotros». En este caso sería la continuación de Antia, con título provisional «Más allá de la existencia» de la serie Ficción, y otro con título más provisional todavía de «El diamantino», que es un thriller, por lo que no me atrevo a meterlo ni en la serie Ficción ni en la de Relaciones Personales. Quién sabe si pertenece a una nueva serie de Zuri Vidad. Ya se verá.
Y con esto, entiendo que contesto a tantas y tantas personas que me han preguntado qué es lo que llevo entre manos, ya que desde 2018 cada año he publicado algo, y en este 2022 no. Pero creía importante darle espacio a «En este otro lado de la vida» para que tuviera su momento, ya que es el primero publicado por editorial.
Pero como habéis visto, hay algo que se está cociendo, en este caso a fuego lento. En breve podré ofrecer alguna novedad, lo cual, sin duda, me congratula.
Diciembre 2022
Entrevista a Zuri Vidad
El pasado miercoles 30 de noviembre me desplacé a las instalaciones de Radio Manises para realizar una entrevista dentro del espacio Magazine a Diari, de la mano de Julio, en su espacio destinado a la literatura, donde dan voz a autores más o menos reconocidos, para mostrar a los oyentes sus novedades literarias y hacer un pequeño repaso a su recorrido en el ámbito de las letras.
Ese día me tocó a mí, mostró la obra de Zuri Vidad, con mi última novela En este otro lado de la vida (en el apartado Publicaciones tenéis el enlace directo para su obtención), además de repasar toda mi trayectoria, hablar de lo que tengo entre manos y la manera de afrontar el proceso creativo.
En el siguiente enlace dejo la entrevista por si queréis oirla. Es recomendable tener instalado Ivoox para ello:
https://go.ivoox.com/rf/97260187
Noviembre 2022
¿Creación desde la no formación?
Creo que siempre hay que tener un escrupuloso respeto hacia alguien que ha logrado crear algo desde la nada. Y no me quiero centrar solo en las disciplinas típicas, como la pintura, la escultura, la música o la escritura. Cualquier ámbito de la vida da para crear y conseguir un proceso creativo a partir de las necesidades de cada cual.
Sin embargo, aquellas que consiguen despertar en las personas un sentimiento interno y único, suelen ser las más valoradas. El concepto de belleza tan cuestionado, valorado y discutido a lo largo de la historia, está íntimamente relacionado con ello. En la escuela de Arquitectura —que es lo que conozco— se habla de manera amplia sobre ello. En la de Bellas Artes con toda seguridad, también.
Pero lo que me interesa en este momento son las personas que se introducen en un proceso creativo —sea cual fuere— de manera espontánea, porque se lo pide el cuerpo, sin necesidad de una formación previa. Ello ocurre mucho con la escritura. En los últimos tiempos creo que ha habido una explosión de personas que auto publican sus creaciones, o quizás lo veo al estar yo metido entre ellos, sin necesidad de tener una formación cercana a lo que se supondría que es lo necesario para escribir. La mayoría de personas piensan en profesiones como periodismo, filología o incluso historiador, como las más lógicas para escribir, ya que no existe una carrera como tal para ejercer el oficio de escritor. Quizás sea por escritores reconocidos, que poseen alguna de esas formaciones académicas. Si no vienes de estas disciplinas académicas o no te dedicas profesionalmente a ellas, de manera inevitable, confiere al escritor en cierto modo, una categoría de impostor, aunque en realidad no sea así.
Yo tengo ese sentimiento. Para bien o para mal. No lo voy a negar.
En cualquier caso, la historia está llena de escritores alejados a priori de una formación en letras, y que escribían novela, más allá de libros de divulgación científica, como puede ser Isaac Asimov y su saga de la Fundación, entre otros muchos libros, o Arthur C. Clarke, autor de 2001: Una odisea del espacio, quien estudió matemáticas y físicas.
Tanto la formación como la cultura del propio individuo siempre es fundamental para transmitir de manera escrita y, por tanto, seguirá siéndolo de igual forma si ha sido dentro de las ciencias o de las letras; aunque es indudable que se realizará de una manera más innata si viene de la rama de las letras. Pero, como hemos visto antes, la historia está llena de todos los casos.
En mi caso, durante mi formación académica siempre he huido de las letras como tales: griego, latín, derecho, filología…, y me he decantado por la rama más científica, con el dibujo como base y con una formación más técnica. Aunque no deja de ser «titulitis», primero me diplomé, después me licencié y con posterioridad obtuve un grado. Más allá de los «títulos», que sin una adecuada experiencia profesional no significan nada, sí son importantes para tener una base y una cultura suficiente para percibir los diversos aspectos de la vida desde un punto de vista crítico, sabiendo cuestionar y discernir lo que es útil de lo que es paja, al menos para uno mismo. Lo que está claro es que, aunque el saber no ocupa lugar (bueno, sí tiempo), sirve para no ser un inculto general y tratar de ser lo más autónomo y libre, en la medida de lo posible, dentro de una sociedad tan ideologizada, influenciable y sectaria como la que vivimos. Los estímulos externos que nos llegan, bien por redes sociales como por medios de comunicación son tan grandes e imposibles de parar, que se hace fundamental tener unos mínimos elementos críticos de juicio para que no te dicten lo que tienes que pensar. Y si lo hacen, porque es inevitable, saber diferenciar lo que consideras que te aporta y que es afín a tus ideas o tus principios, de lo que no lo son o crees entender que es una media verdad o una mentira en toda regla.
Con todo ello no quiero decir que para escribir se deba tener una formación en concreto, aunque sí es en gran medida recomendable estar bien formado, a nivel académico o en la escuela de la vida. De hecho, a veces resulta interesante conocer lo que puede salir al no estar —en cierta manera— contaminado con algunos aspectos propios de una temática, y poderte dedicar a adentrar en ella sin prejuicios y conceptos de base, plasmando en el papel lo que sientes o lo que tu cuerpo te pide, aún con el riesgo de equivocarte, pero sin tener el corsé que impondría un conocimiento previo. En cualquier caso, para poder exprimir de manera adecuada cualquier faceta de la vida, es importante conocerla y controlarla, y la escritura es una más.
Escribir es una faceta muy satisfactoria para quien la realiza. Es verdad que cualquiera puede hacerlo, pero en práctica, no es así. Supongo que por algo será. En primer lugar, tienes que tener necesidad interna para hacerlo, además de tener algo que contar. Una vez se tiene, se debe saber cómo plasmarlo y, sobre todo, dominar la forma y las técnicas para hacerlo. Si falta alguna de esas partes (con seguridad, entre otras muchas no nombradas), se convierte en un trabajo complicado. Y esto solo para poder llegar a escribir. Luego está el factor nada desdeñable, de «saber escribir bien», y eso… eso está al alcance de pocas personas.
Mientras llega ese momento, con el riesgo de que nunca llegue, me conformaré con juntar letras para contar historias que le sean interesantes y entretenidas para las personas que quieran leer lo que escribo.
Zuri Vidad
Enero 2022
La escritura y la música
Existen diferentes tareas o acciones que se realizan en la vida que están ligadas entre sí de manera fundamental. Quizás la primera que nos viene a la cabeza sea ducharse mientras se escucha música, o mientras se canta, o a la vez que está sonando una emisora de radio, bien musical o de información.
Como la mencionada, si pensamos durante un rato, nos vendrían a la cabeza muchas otras: subir al coche y encender la radio, sentarte a ver la televisión y consultar Instagram o cualquier otra red social, tomar una copa o un café y encender un cigarrillo para los fumadores, o cualquier otra que se nos ocurra.
Todas ellas suelen ser actividades secundarias, no imprescindibles para nuestra vida, pero altamente reconfortantes. Con ellas, conseguimos realizar esa tarea que pretendemos hacer, a la vez que disfrutamos de la otra. En muchos casos configuran ese pequeño placer que nos damos y que cuando nos preguntan, son las que nos dan la vida. Son esos pequeños instantes que valoramos de manera especial y que hacen que el día a día se pase de una manera más agradable y placentera.
De todas las actividades secundarias, para mí, noquizás la música sea una de las principales. Es evidente que será así para las personas que valoren esa actividad. Si no te gusta la música, no podrás valorarla de manera positiva nunca. Como si no te gusta el cine, no encontrarás satisfactorio acudir a una sala de cine o descubrir la última novedad en las plataformas de pago por visión.
De la misma manera, si no estás dispuesto a escuchar cosas nuevas, sorprenderte con grupos diferentes, quizás alejados de tus —a priori— gustos, nunca podrás impresionarte ni asombrarte por un nuevo descubrimiento. Pero ese es otro tema, también interesante para pensar, pero para otro momento.
Con el tiempo he llegado a la conclusión de que pocas son las actividades que puedo realizar sin que la música ocupe su espacio secundario junto a ese lugar prioritario de la propia acción que realizo. Que estoy trabajando, la música de fondo siempre es interesante; que me ducho, lo mismo; que salgo un rato a correr, imprescindible; que cocino, qué mejor que con música. En este momento, una puntualización: desde la llegada de las plataformas de series y películas de pago, también se introducen en esa actividad secundaria durante el cocinado, aún debiendo ser en muchos casos la principal, ya que el nivel de atención que requieren es alto. Pero, ¿quién dice que no se pueden hacer dos cosas a la vez?
Pero volvamos al tema de fondo de este artículo: la música como la más importante de las actividades secundarias. A lo largo de mi vida, la música ha tenido un papel importante (como en la de muchas otras personas), llegando a poder hacer un relato de mi vida a través de una banda sonora formada por la música que he escuchado a lo largo de los años. Desde ese primer momento de descubrimiento personal con Radio Futura o Héroes del silencio, para pasar en una especie de evolución, a los grupos extranjeros con Luna, Sonic Youth o Smashing Pumpkins. Como es normal, no se pueden nombrar todos (Belle and Sebastian, Pavement, The Divide Comedy, Richard Hawley, los Planetas o los más recientes God is an Astronaut, the New Raemon, McEnroe, Neuman, Nacho Vegas o cientos más). Muchos se quedan en el tintero, pero para que sirva a modo de muestra.
Lo importante en todo este camino es descubrir nuevos espacios, de ahí la razón de pasar por el Blues, la música clásica o el más actual rock instrumental (progresivo o no) entre otros. Recuerdo, hace años, las semanas previas a la publicación de un nuevo disco de un grupo que me interesara, la expectación que me creaba, incluso ansiedad (exagerando un poco), por escuchar lo nuevo. Ahora, quizás, eso se ha mitigado en parte por la manera de realizar esta presentación de los nuevos trabajos por parte de la industria musical, a base de nuevas canciones, poco a poco, como un goteo constante pero demasiado escaso de la información.
Pero reconduzcamos lo que pretendo decir, ya que me voy por las ramas. En la actualidad, cualquier tarea que realizo, la puedo ejecutar con la música de fondo (o no tan de fondo). Y la escritura es una de ellas. Incluso la lectura, aunque también es cierto que no siempre. Pero creo importante decir que en estos casos, la música es seleccionada, a conciencia. No sirve cualquier cosa. Cada vez más me decanto por la música instrumental, rock instrumental en la actualidad, sin las posibles distracciones que pudiera provocar la voz. Aunque en ocasiones sí se puede dar, pero, eso sí, en un idioma que no sea al mío materno. Generalmente en ingles. Creo que es la única ocasión en la que me alegro de no haber aprendido el idioma anglosajón, para evitar esa posible distracción que se pudiera dar, ya que de este modo mi mente la trata como un instrumento más. Sí, sé que es una excusa bastante burda y poco creíble… pero dejadme permanecer en paz con mi conciencia por ser tan negado en el aprendizaje de idiomas.
El hecho de recibir información sonora por mis oídos, creo que me ayuda a la hora de crear contenido escrito. Desconozco si una cosa va en relación a la otra, pero así lo percibo. O quizás así lo quiera percibir, ya que me agrada en especial hacerlo. Al fin y al cabo, en mi caso, se trata de realizar dos actividades de ocio al mismo tiempo, y ambas placenteras. Supongo que a falta de conocimientos básicos como para crear algo de música (muy a mi pesar), el poder aunar ambas cosas me reconforta de alguna manera.
Como todo en la vida, habrá quien sea incapaz de hacerlo ya que le distrae una tarea de la otra, o por el contrario quien lo lleva a su máxima expresión de alguna otra manera, pero en mi caso, así funciona. No suelo ser tajante con casi nada en este mundo, por lo tanto, hay veces que lo hago (la mayoría) y hay veces que no. Siempre me suele funcionar según me dicte mi conciencia, mis ganas o mi razón, según mis necesidades en ese momento. Por ejemplo, estas letras las estoy acabando ahora sin música, pero el inicio funcionó con ella. ¿Por qué? No lo sé. Porque es así, y ya está. Y me encanta que sea así, sin estar planificado o sin crear una rutina, por mucho que piense que estas son importantes en el día a día de una persona.
Para terminar, y ahondando en la idea, por si no ha quedado claro, creo que yo soy de las personas que ante la elección de una dualidad tal en la vida que me pusiera en frente de dos situaciones en las cuales se diga en su opción «a», vivir en un mundo sin música, y en la «b»… No dejaría que me dijeran la «b», la elegiría sin dudarlo, ya que para mí, un mundo sin música, no lo puedo concebir.
Zuri Vidad
Septiembre 2021
Estamos en septiembre y es la Feria del Libro de Madrid, del 10 al 26 de septiembre.
En la caseta 206 (Entrelineas Editories) disponen de ejemplares de En este otro lado de la vida con un 10% de descuento de Feria.
Julio 2021
¡¡Por fin ha llegado el momento!!
«En este otro lado de la vida» de Zuri Vidad, YA está a la venta.
Se publica por editorial tradicional, en libro físico, por medio de Entrelineas Editores. No estará disponible en versión ebook.
Para quien esté interesado, hay 3 métodos para adquirirlo.
Su precio es de 18€:
1. En su página web:
https://eraseunavez.org/En-este-otro-lado-de-la-vida
Aquí tendrás que pagar un pequeño porte, pero te regalan un libro de su catálogo.
2. En cualquier librería, pero lo tendrás que pedir, ya que es difícil que esté entre los cientos de ejemplares que se publican cada semana. En La Casa del Libro suelen tener muchos de Entrelineas Editores.
ISBN: 978-84-124119-5-9
3. Pidiéndomelo a mí y, además, te lo firmo. Desventaja, no cuenta como venta cara a estadísticas de la editorial.
Para quien lo adquieran, feliz lectura. Ya me diréis vuestras impresiones.
Julio 2021
Estamos en la cuenta atrás para la publicación del último libro de Zuri Vidad, «En este otro lado de la vida», ganador del Certamen Corcel Negro 2020.
Aquí podemos ver el título como saldrá publicado en su portada:

Junio 2021
En la actualidad se está ultimando el proceso de edición de «En este otro lado de la vida», con el interior de la novela totalmente diseñada y enfrascados en la definición gráfica de la portada.
En breve se espera que salga publicada.
Enero 2021
Entra en proceso de Edición con Entrelineas Editores «En este otro lado de la vida».
En los próximos meses se informará de las novedades.
Noviembre 2020
§ V CERTAMEN CORCEL NEGRO §
El 29 de octubre de 2020 se hizo entrega del diploma como uno de los ganadores del V Certamen Corcel Negro en la categoría de Novela Narrativa, por la obra titulada «En este otro lado de la vida».
El Certamen literario estaba organizado por Entrelineas editores y constaba del premio de la publicación de la novela, que se realizará en el mes de junio de 2021.
Febrero 2023
Muchos sois lo que me habéis preguntado para cuándo va a ser lo nuevo de Zuri Vidad. Creedme si os digo que eso nunca se sabe, ya que hay muchos pasos a dar hasta creer que algo está en condiciones para salir a publicarse. Con el tiempo te das cuenta de la mayor importancia del momento posterior al finalizar un manuscrito, las correcciones con una y mil veces de repasos, variaciones y rectificaciones de la forma, de expresiones, … Podría ser eterno.
Hay uno de ellos, el que pienso en la actualidad más para la auto publicación, lleva en mi ordenador un par de años esperando encontrar el momento adecuado. No puedo decir que estuviera terminada al cien por cien, pero la trama principal sí. En la época en la que escribo estas letras estoy dando remate a ese pequeño porcentaje que le quedaba por acabar. El problema que tenía esta novela, que pretende ser la segunda parte de una trilogía (y como comenté en la entrevista de Radio Manises, sería la continuación de «Antia. La civilización olvidada», aunque podrá leerse de manera independiente), es que en una parte importante de su trama ocurrían unos acontecimientos parecidos a la pandemia de 2020. De hecho, la di por casi-acabada en febrero-marzo de ese año, previo al confinamiento. Lo tuve claro una vez estábamos de manera permanente en casa, no me apetecía sacar algo similar a lo que estaba ocurriendo, por mucho que mi manuscrito ocurriera dentro de un contexto de ciencia ficción. La dejé y empecé otra que autopubliqué poco después (confinados da mucho tiempo para escribir), fue «El buscador de sueños».
Para aclarar lo de esta novela, podrá leerse de manera independiente, sin necesidad de conocer la primera parte de Antia, ya que es un argumento nuevo y lo que se necesita saber de ella se explica en el transcurso de la historia nueva. Pero la experiencia siempre será más gratificante si se lee, ya que se conocerá más a fondo la personalidad de esos seres inteligentes que habitaron la Tierra hace millones de años.
Así pues, aunque le queda mucho para darla como acabada, ya que tendré que darle un par de lectura más y pasarla a los lectores beta, al tiempo de hacer una portada chula al nivel de la de su primera parte, supongo que a principios-mediados del 2023 puede estar disponible. Pero no quiero adelantarme con esto, porque luego nunca se sabe.
Luego existe otra que he enviado a editoriales, pero no tengo ni idea de lo que puede ocurrir ni los tiempos que ello conlleva. He de decir que esta me gusta mucho, como todas las otras, pero la veo algo más «redonda» —no sé si esta es la palabra adecuada— y puede encajar en un público que demanda algo similar en los últimos tiempos, a juzgar por los tipos de libros que copan las ventas. No es ciencia ficción, pero tampoco relaciones personales. Es una ficción contemporánea, con cierta dosis de intriga y aventura, que como ya sabréis quien me lee, no puede fallar. No sabría decir si es lo mejor que he escrito. No tengo capacidad de decidir algo así. Un hijo para uno mismo no es más guapo que otro.
De todas formas, la opción de autopublicar siempre está ahí. Es la más rápida y directa. Por lo que es posible que después de un tiempo sin sacar nada nuevo, nos encontremos con dos en un breve espacio de tiempo. No se sabe. En cualquier caso, iré informando para que se sepa. Y esta del post en «te cuento» es una buena vía.
Y una cosa más. Algo muy importante en todo esto es el boca a boca, como es lógico. A un Pérez Reverte, Juan Gómez Jurado o Carmen Mola no le hace falta, ya que sus novedades son conocidas a través de anuncios impresos, escritos o en medios de comunicación. Incluso se dan en informativos a nivel nacional. Vamos, el marketing perfecto.
Pero, para los que no nos conoce ni el tato, cualquier ayuda, cualquier WhatsApp compartido, cualquier información de cómo encontrar un libro —luego puede interesar o no al receptor—, pero a su vez puede ser de nuevo reenviado para que así llegue a alguien a quien le interese de verdad, puede ser de una gran ayuda.
Si a cada mensaje enviado por mi parte a cierta cantidad de personas, de manera personal, sin agencia u oficina de marketing o prensa, es de nuevo enviado pongamos que a cinco personas más, y estas de nuevo a otras tres, y esas tres de nuevo a dos, pero alguna de ellas lo envía de nuevo a diez, y estas lo vuelven a reenviar, la progresión que se sigue es muy grande, exponencial, llegando a muchas personas a partir de un mensaje inicial. A unos le interesará o no, pero a quien se reenvía, quizás sí. Es la manara de que algo muy pequeño, que no se conoce, pueda llegar a alguien que esté interesado de verdad, por muy lejos o inaccesible que fuera en un primer momento.
Siempre recuerdo el caso que oí en una ocasión en la radio de un autor, en la actualidad muy reconocido, sobre una de sus novelas, la cual no tuvo apenas repercusión de manera inicial. Por eso, a juzgar por ello y las escasas ventas iniciales, parecía una novela más que pasaría desapercibida como tantas otras, sin dar la posibilidad a que una masa importante de personas pudiera disfrutar de ella. No recuerdo con exactitud el autor y la novela, por lo que prefiero no nombrarlas para no caer en inexactitudes. Parece ser que dejó ejemplares en varios lugares públicos, entre ellos en los accesos al metro. Pensaría que para que se perdieran en la caja donde se las enviaron mejor que alguien las leyera. Por una casualidad del destino cayó en manos de un crítico literario, que quedó prendado de ella. Le hizo una columna en prensa alabando al autor y su novela. A partir de ahí todo dio un giro de 180 grados. Fue reconocido e incluso premiado.
¿Quiere decir eso que la novela antes era mala? No. La novela era igual de buena o de mala antes de su reconocimiento público. Pero la posibilidad o acceso a su lectura por parte de muchas personas puede dar lugar a un reconocimiento, que luego será mayor o menor en función, con toda seguridad, de la valía de la misma, pero si no tiene esa posibilidad, nunca tendrá la capacidad de que le llegue a las personas adecuadas para leer esa historia o ese argumento.
Y ya no hablo de obtener un reconocimiento por una novela que te haga líder de ventas, hablo de tener la posibilidad de que alguien, una persona, diez o mil, que en un momento dado le pudiera interesar esa historia, tenga la posibilidad de que le impacte, o le toque de manera especial, ayudándole de alguna manera por su punto de vista, por su reflexión o por su trama.
Y no me refiero a que se convierta en su libro de cabecera, en ese que se relee cada cierto tiempo de lo mucho que te gustó, sino en uno que en algún momento haya provocado algún tipo de reacción al leerlo, en su todo o en parte, de manera que le haga pensar, criticar o alabar esa parte o ese todo, haciendo que no haya pasado desapercibido para esa persona.
Poniendo el caso de una novela mía, si no hubiera presentado a un certamen literario «En este otro lado de la vida» nunca hubiera llegado a ser un ganador del certamen y a publicarse por una editorial. Con toda seguridad la hubiera autopublicado y hubiera pasado sin ese reconocimiento. Es posible que no hubiera recibido los mensajes de ciertas personas que me decían que le ha encantado la historia. O quizás hubieran sido otros. A unos les habrá gustado más que a otros, les habrá llegado más al corazón que a otros. Pero la novela era la misma antes que después del reconocimiento. Lo que cambia es la posibilidad de llegar a las personas.
Con todo esto, lo que quiero transmitir es la importancia que tiene cada uno de vosotros, de los que las leen y los que no, de los que me leen y los que no, para lograr ser transmisores de algo que, para algunas personas, puede significar algo importante el hecho de que caiga en sus manos cierto manuscrito, y con seguridad para otras pasará desapercibido. Pero el dar continuidad a una información que nos llega, el dar a conocer con el boca a boca, el reenviar un mensaje, el transmitir lo que se piensa de una novela puede significar mucho para alguien anónimo y que, sin esa transmisión, nunca hubiera llegado a conocerlo.
En definitiva, y después de todo lo que os he contado, resumirlo en que tengo entre manos dos posibles novedades para el 2023, volviendo a la posibilidad de que salgan a la luz dos novelas en un mismo año, como ocurrió con «Antia. La civilización olvidada» y «Chicas, ¿quedamos? Historias del día a día» en el 2019, y un año después con «El buscador de sueños» y «Buscando un futuro para nosotros». En este caso sería la continuación de Antia, con título provisional «Más allá de la existencia» de la serie Ficción, y otro con título más provisional todavía de «El diamantino», que es un thriller, por lo que no me atrevo a meterlo ni en la serie Ficción ni en la de Relaciones Personales. Quién sabe si pertenece a una nueva serie de Zuri Vidad. Ya se verá.
Y con esto, entiendo que contesto a tantas y tantas personas que me han preguntado qué es lo que llevo entre manos, ya que desde 2018 cada año he publicado algo, y en este 2022 no. Pero creía importante darle espacio a «En este otro lado de la vida» para que tuviera su momento, ya que es el primero publicado por editorial.
Pero como habéis visto, hay algo que se está cociendo, en este caso a fuego lento. En breve podré ofrecer alguna novedad, lo cual, sin duda, me congratula.
Diciembre 2022
Entrevista a Zuri Vidad
El pasado miercoles 30 de noviembre me desplacé a las instalaciones de Radio Manises para realizar una entrevista dentro del espacio Magazine a Diari, de la mano de Julio, en su espacio destinado a la literatura, donde dan voz a autores más o menos reconocidos, para mostrar a los oyentes sus novedades literarias y hacer un pequeño repaso a su recorrido en el ámbito de las letras.
Ese día me tocó a mí, mostró la obra de Zuri Vidad, con mi última novela En este otro lado de la vida (en el apartado Publicaciones tenéis el enlace directo para su obtención), además de repasar toda mi trayectoria, hablar de lo que tengo entre manos y la manera de afrontar el proceso creativo.
En el siguiente enlace dejo la entrevista por si queréis oirla. Es recomendable tener instalado Ivoox para ello:
https://go.ivoox.com/rf/97260187
Noviembre 2022
¿Creación desde la no formación?
Creo que siempre hay que tener un escrupuloso respeto hacia alguien que ha logrado crear algo desde la nada. Y no me quiero centrar solo en las disciplinas típicas, como la pintura, la escultura, la música o la escritura. Cualquier ámbito de la vida da para crear y conseguir un proceso creativo a partir de las necesidades de cada cual.
Sin embargo, aquellas que consiguen despertar en las personas un sentimiento interno y único, suelen ser las más valoradas. El concepto de belleza tan cuestionado, valorado y discutido a lo largo de la historia, está íntimamente relacionado con ello. En la escuela de Arquitectura —que es lo que conozco— se habla de manera amplia sobre ello. En la de Bellas Artes con toda seguridad, también.
Pero lo que me interesa en este momento son las personas que se introducen en un proceso creativo —sea cual fuere— de manera espontánea, porque se lo pide el cuerpo, sin necesidad de una formación previa. Ello ocurre mucho con la escritura. En los últimos tiempos creo que ha habido una explosión de personas que auto publican sus creaciones, o quizás lo veo al estar yo metido entre ellos, sin necesidad de tener una formación cercana a lo que se supondría que es lo necesario para escribir. La mayoría de personas piensan en profesiones como periodismo, filología o incluso historiador, como las más lógicas para escribir, ya que no existe una carrera como tal para ejercer el oficio de escritor. Quizás sea por escritores reconocidos, que poseen alguna de esas formaciones académicas. Si no vienes de estas disciplinas académicas o no te dedicas profesionalmente a ellas, de manera inevitable, confiere al escritor en cierto modo, una categoría de impostor, aunque en realidad no sea así.
Yo tengo ese sentimiento. Para bien o para mal. No lo voy a negar.
En cualquier caso, la historia está llena de escritores alejados a priori de una formación en letras, y que escribían novela, más allá de libros de divulgación científica, como puede ser Isaac Asimov y su saga de la Fundación, entre otros muchos libros, o Arthur C. Clarke, autor de 2001: Una odisea del espacio, quien estudió matemáticas y físicas.
Tanto la formación como la cultura del propio individuo siempre es fundamental para transmitir de manera escrita y, por tanto, seguirá siéndolo de igual forma si ha sido dentro de las ciencias o de las letras; aunque es indudable que se realizará de una manera más innata si viene de la rama de las letras. Pero, como hemos visto antes, la historia está llena de todos los casos.
En mi caso, durante mi formación académica siempre he huido de las letras como tales: griego, latín, derecho, filología…, y me he decantado por la rama más científica, con el dibujo como base y con una formación más técnica. Aunque no deja de ser «titulitis», primero me diplomé, después me licencié y con posterioridad obtuve un grado. Más allá de los «títulos», que sin una adecuada experiencia profesional no significan nada, sí son importantes para tener una base y una cultura suficiente para percibir los diversos aspectos de la vida desde un punto de vista crítico, sabiendo cuestionar y discernir lo que es útil de lo que es paja, al menos para uno mismo. Lo que está claro es que, aunque el saber no ocupa lugar (bueno, sí tiempo), sirve para no ser un inculto general y tratar de ser lo más autónomo y libre, en la medida de lo posible, dentro de una sociedad tan ideologizada, influenciable y sectaria como la que vivimos. Los estímulos externos que nos llegan, bien por redes sociales como por medios de comunicación son tan grandes e imposibles de parar, que se hace fundamental tener unos mínimos elementos críticos de juicio para que no te dicten lo que tienes que pensar. Y si lo hacen, porque es inevitable, saber diferenciar lo que consideras que te aporta y que es afín a tus ideas o tus principios, de lo que no lo son o crees entender que es una media verdad o una mentira en toda regla.
Con todo ello no quiero decir que para escribir se deba tener una formación en concreto, aunque sí es en gran medida recomendable estar bien formado, a nivel académico o en la escuela de la vida. De hecho, a veces resulta interesante conocer lo que puede salir al no estar —en cierta manera— contaminado con algunos aspectos propios de una temática, y poderte dedicar a adentrar en ella sin prejuicios y conceptos de base, plasmando en el papel lo que sientes o lo que tu cuerpo te pide, aún con el riesgo de equivocarte, pero sin tener el corsé que impondría un conocimiento previo. En cualquier caso, para poder exprimir de manera adecuada cualquier faceta de la vida, es importante conocerla y controlarla, y la escritura es una más.
Escribir es una faceta muy satisfactoria para quien la realiza. Es verdad que cualquiera puede hacerlo, pero en práctica, no es así. Supongo que por algo será. En primer lugar, tienes que tener necesidad interna para hacerlo, además de tener algo que contar. Una vez se tiene, se debe saber cómo plasmarlo y, sobre todo, dominar la forma y las técnicas para hacerlo. Si falta alguna de esas partes (con seguridad, entre otras muchas no nombradas), se convierte en un trabajo complicado. Y esto solo para poder llegar a escribir. Luego está el factor nada desdeñable, de «saber escribir bien», y eso… eso está al alcance de pocas personas.
Mientras llega ese momento, con el riesgo de que nunca llegue, me conformaré con juntar letras para contar historias que le sean interesantes y entretenidas para las personas que quieran leer lo que escribo.
Zuri Vidad
Enero 2022
La escritura y la música
Existen diferentes tareas o acciones que se realizan en la vida que están ligadas entre sí de manera fundamental. Quizás la primera que nos viene a la cabeza sea ducharse mientras se escucha música, o mientras se canta, o a la vez que está sonando una emisora de radio, bien musical o de información.
Como la mencionada, si pensamos durante un rato, nos vendrían a la cabeza muchas otras: subir al coche y encender la radio, sentarte a ver la televisión y consultar Instagram o cualquier otra red social, tomar una copa o un café y encender un cigarrillo para los fumadores, o cualquier otra que se nos ocurra.
Todas ellas suelen ser actividades secundarias, no imprescindibles para nuestra vida, pero altamente reconfortantes. Con ellas, conseguimos realizar esa tarea que pretendemos hacer, a la vez que disfrutamos de la otra. En muchos casos configuran ese pequeño placer que nos damos y que cuando nos preguntan, son las que nos dan la vida. Son esos pequeños instantes que valoramos de manera especial y que hacen que el día a día se pase de una manera más agradable y placentera.
De todas las actividades secundarias, para mí, noquizás la música sea una de las principales. Es evidente que será así para las personas que valoren esa actividad. Si no te gusta la música, no podrás valorarla de manera positiva nunca. Como si no te gusta el cine, no encontrarás satisfactorio acudir a una sala de cine o descubrir la última novedad en las plataformas de pago por visión.
De la misma manera, si no estás dispuesto a escuchar cosas nuevas, sorprenderte con grupos diferentes, quizás alejados de tus —a priori— gustos, nunca podrás impresionarte ni asombrarte por un nuevo descubrimiento. Pero ese es otro tema, también interesante para pensar, pero para otro momento.
Con el tiempo he llegado a la conclusión de que pocas son las actividades que puedo realizar sin que la música ocupe su espacio secundario junto a ese lugar prioritario de la propia acción que realizo. Que estoy trabajando, la música de fondo siempre es interesante; que me ducho, lo mismo; que salgo un rato a correr, imprescindible; que cocino, qué mejor que con música. En este momento, una puntualización: desde la llegada de las plataformas de series y películas de pago, también se introducen en esa actividad secundaria durante el cocinado, aún debiendo ser en muchos casos la principal, ya que el nivel de atención que requieren es alto. Pero, ¿quién dice que no se pueden hacer dos cosas a la vez?
Pero volvamos al tema de fondo de este artículo: la música como la más importante de las actividades secundarias. A lo largo de mi vida, la música ha tenido un papel importante (como en la de muchas otras personas), llegando a poder hacer un relato de mi vida a través de una banda sonora formada por la música que he escuchado a lo largo de los años. Desde ese primer momento de descubrimiento personal con Radio Futura o Héroes del silencio, para pasar en una especie de evolución, a los grupos extranjeros con Luna, Sonic Youth o Smashing Pumpkins. Como es normal, no se pueden nombrar todos (Belle and Sebastian, Pavement, The Divide Comedy, Richard Hawley, los Planetas o los más recientes God is an Astronaut, the New Raemon, McEnroe, Neuman, Nacho Vegas o cientos más). Muchos se quedan en el tintero, pero para que sirva a modo de muestra.
Lo importante en todo este camino es descubrir nuevos espacios, de ahí la razón de pasar por el Blues, la música clásica o el más actual rock instrumental (progresivo o no) entre otros. Recuerdo, hace años, las semanas previas a la publicación de un nuevo disco de un grupo que me interesara, la expectación que me creaba, incluso ansiedad (exagerando un poco), por escuchar lo nuevo. Ahora, quizás, eso se ha mitigado en parte por la manera de realizar esta presentación de los nuevos trabajos por parte de la industria musical, a base de nuevas canciones, poco a poco, como un goteo constante pero demasiado escaso de la información.
Pero reconduzcamos lo que pretendo decir, ya que me voy por las ramas. En la actualidad, cualquier tarea que realizo, la puedo ejecutar con la música de fondo (o no tan de fondo). Y la escritura es una de ellas. Incluso la lectura, aunque también es cierto que no siempre. Pero creo importante decir que en estos casos, la música es seleccionada, a conciencia. No sirve cualquier cosa. Cada vez más me decanto por la música instrumental, rock instrumental en la actualidad, sin las posibles distracciones que pudiera provocar la voz. Aunque en ocasiones sí se puede dar, pero, eso sí, en un idioma que no sea al mío materno. Generalmente en ingles. Creo que es la única ocasión en la que me alegro de no haber aprendido el idioma anglosajón, para evitar esa posible distracción que se pudiera dar, ya que de este modo mi mente la trata como un instrumento más. Sí, sé que es una excusa bastante burda y poco creíble… pero dejadme permanecer en paz con mi conciencia por ser tan negado en el aprendizaje de idiomas.
El hecho de recibir información sonora por mis oídos, creo que me ayuda a la hora de crear contenido escrito. Desconozco si una cosa va en relación a la otra, pero así lo percibo. O quizás así lo quiera percibir, ya que me agrada en especial hacerlo. Al fin y al cabo, en mi caso, se trata de realizar dos actividades de ocio al mismo tiempo, y ambas placenteras. Supongo que a falta de conocimientos básicos como para crear algo de música (muy a mi pesar), el poder aunar ambas cosas me reconforta de alguna manera.
Como todo en la vida, habrá quien sea incapaz de hacerlo ya que le distrae una tarea de la otra, o por el contrario quien lo lleva a su máxima expresión de alguna otra manera, pero en mi caso, así funciona. No suelo ser tajante con casi nada en este mundo, por lo tanto, hay veces que lo hago (la mayoría) y hay veces que no. Siempre me suele funcionar según me dicte mi conciencia, mis ganas o mi razón, según mis necesidades en ese momento. Por ejemplo, estas letras las estoy acabando ahora sin música, pero el inicio funcionó con ella. ¿Por qué? No lo sé. Porque es así, y ya está. Y me encanta que sea así, sin estar planificado o sin crear una rutina, por mucho que piense que estas son importantes en el día a día de una persona.
Para terminar, y ahondando en la idea, por si no ha quedado claro, creo que yo soy de las personas que ante la elección de una dualidad tal en la vida que me pusiera en frente de dos situaciones en las cuales se diga en su opción «a», vivir en un mundo sin música, y en la «b»… No dejaría que me dijeran la «b», la elegiría sin dudarlo, ya que para mí, un mundo sin música, no lo puedo concebir.
Zuri Vidad
Septiembre 2021
Estamos en septiembre y es la Feria del Libro de Madrid, del 10 al 26 de septiembre.
En la caseta 206 (Entrelineas Editories) disponen de ejemplares de En este otro lado de la vida con un 10% de descuento de Feria.
Julio 2021
¡¡Por fin ha llegado el momento!!
«En este otro lado de la vida» de Zuri Vidad, YA está a la venta.
Se publica por editorial tradicional, en libro físico, por medio de Entrelineas Editores. No estará disponible en versión ebook.
Para quien esté interesado, hay 3 métodos para adquirirlo.
Su precio es de 18€:
1. En su página web:
https://eraseunavez.org/En-este-otro-lado-de-la-vida
Aquí tendrás que pagar un pequeño porte, pero te regalan un libro de su catálogo.
2. En cualquier librería, pero lo tendrás que pedir, ya que es difícil que esté entre los cientos de ejemplares que se publican cada semana. En La Casa del Libro suelen tener muchos de Entrelineas Editores.
ISBN: 978-84-124119-5-9
3. Pidiéndomelo a mí y, además, te lo firmo. Desventaja, no cuenta como venta cara a estadísticas de la editorial.
Para quien lo adquieran, feliz lectura. Ya me diréis vuestras impresiones.
Julio 2021
Estamos en la cuenta atrás para la publicación del último libro de Zuri Vidad, «En este otro lado de la vida», ganador del Certamen Corcel Negro 2020.
Aquí podemos ver el título como saldrá publicado en su portada:

Junio 2021
En la actualidad se está ultimando el proceso de edición de «En este otro lado de la vida», con el interior de la novela totalmente diseñada y enfrascados en la definición gráfica de la portada.
En breve se espera que salga publicada.
Enero 2021
Entra en proceso de Edición con Entrelineas Editores «En este otro lado de la vida».
En los próximos meses se informará de las novedades.
Noviembre 2020
§ V CERTAMEN CORCEL NEGRO §
El 29 de octubre de 2020 se hizo entrega del diploma como uno de los ganadores del V Certamen Corcel Negro en la categoría de Novela Narrativa, por la obra titulada «En este otro lado de la vida».
El Certamen literario estaba organizado por Entrelineas editores y constaba del premio de la publicación de la novela, que se realizará en el mes de junio de 2021.
Febrero 2023
Diciembre 2022
Entrevista a Zuri Vidad
El pasado miercoles 30 de noviembre me desplacé a las instalaciones de Radio Manises para realizar una entrevista dentro del espacio Magazine a Diari, de la mano de Julio, en su espacio destinado a la literatura, donde dan voz a autores más o menos reconocidos, para mostrar a los oyentes sus novedades literarias y hacer un pequeño repaso a su recorrido en el ámbito de las letras.
Ese día me tocó a mí, mostró la obra de Zuri Vidad, con mi última novela En este otro lado de la vida (en el apartado Publicaciones tenéis el enlace directo para su obtención), además de repasar toda mi trayectoria, hablar de lo que tengo entre manos y la manera de afrontar el proceso creativo.
En el siguiente enlace dejo la entrevista por si queréis oirla. Es recomendable tener instalado Ivoox para ello:
https://go.ivoox.com/rf/97260187
Noviembre 2022
¿Creación desde la no formación?
Creo que siempre hay que tener un escrupuloso respeto hacia alguien que ha logrado crear algo desde la nada. Y no me quiero centrar solo en las disciplinas típicas, como la pintura, la escultura, la música o la escritura. Cualquier ámbito de la vida da para crear y conseguir un proceso creativo a partir de las necesidades de cada cual.
Sin embargo, aquellas que consiguen despertar en las personas un sentimiento interno y único, suelen ser las más valoradas. El concepto de belleza tan cuestionado, valorado y discutido a lo largo de la historia, está íntimamente relacionado con ello. En la escuela de Arquitectura —que es lo que conozco— se habla de manera amplia sobre ello. En la de Bellas Artes con toda seguridad, también.
Pero lo que me interesa en este momento son las personas que se introducen en un proceso creativo —sea cual fuere— de manera espontánea, porque se lo pide el cuerpo, sin necesidad de una formación previa. Ello ocurre mucho con la escritura. En los últimos tiempos creo que ha habido una explosión de personas que auto publican sus creaciones, o quizás lo veo al estar yo metido entre ellos, sin necesidad de tener una formación cercana a lo que se supondría que es lo necesario para escribir. La mayoría de personas piensan en profesiones como periodismo, filología o incluso historiador, como las más lógicas para escribir, ya que no existe una carrera como tal para ejercer el oficio de escritor. Quizás sea por escritores reconocidos, que poseen alguna de esas formaciones académicas. Si no vienes de estas disciplinas académicas o no te dedicas profesionalmente a ellas, de manera inevitable, confiere al escritor en cierto modo, una categoría de impostor, aunque en realidad no sea así.
Yo tengo ese sentimiento. Para bien o para mal. No lo voy a negar.
En cualquier caso, la historia está llena de escritores alejados a priori de una formación en letras, y que escribían novela, más allá de libros de divulgación científica, como puede ser Isaac Asimov y su saga de la Fundación, entre otros muchos libros, o Arthur C. Clarke, autor de 2001: Una odisea del espacio, quien estudió matemáticas y físicas.
Tanto la formación como la cultura del propio individuo siempre es fundamental para transmitir de manera escrita y, por tanto, seguirá siéndolo de igual forma si ha sido dentro de las ciencias o de las letras; aunque es indudable que se realizará de una manera más innata si viene de la rama de las letras. Pero, como hemos visto antes, la historia está llena de todos los casos.
En mi caso, durante mi formación académica siempre he huido de las letras como tales: griego, latín, derecho, filología…, y me he decantado por la rama más científica, con el dibujo como base y con una formación más técnica. Aunque no deja de ser «titulitis», primero me diplomé, después me licencié y con posterioridad obtuve un grado. Más allá de los «títulos», que sin una adecuada experiencia profesional no significan nada, sí son importantes para tener una base y una cultura suficiente para percibir los diversos aspectos de la vida desde un punto de vista crítico, sabiendo cuestionar y discernir lo que es útil de lo que es paja, al menos para uno mismo. Lo que está claro es que, aunque el saber no ocupa lugar (bueno, sí tiempo), sirve para no ser un inculto general y tratar de ser lo más autónomo y libre, en la medida de lo posible, dentro de una sociedad tan ideologizada, influenciable y sectaria como la que vivimos. Los estímulos externos que nos llegan, bien por redes sociales como por medios de comunicación son tan grandes e imposibles de parar, que se hace fundamental tener unos mínimos elementos críticos de juicio para que no te dicten lo que tienes que pensar. Y si lo hacen, porque es inevitable, saber diferenciar lo que consideras que te aporta y que es afín a tus ideas o tus principios, de lo que no lo son o crees entender que es una media verdad o una mentira en toda regla.
Con todo ello no quiero decir que para escribir se deba tener una formación en concreto, aunque sí es en gran medida recomendable estar bien formado, a nivel académico o en la escuela de la vida. De hecho, a veces resulta interesante conocer lo que puede salir al no estar —en cierta manera— contaminado con algunos aspectos propios de una temática, y poderte dedicar a adentrar en ella sin prejuicios y conceptos de base, plasmando en el papel lo que sientes o lo que tu cuerpo te pide, aún con el riesgo de equivocarte, pero sin tener el corsé que impondría un conocimiento previo. En cualquier caso, para poder exprimir de manera adecuada cualquier faceta de la vida, es importante conocerla y controlarla, y la escritura es una más.
Escribir es una faceta muy satisfactoria para quien la realiza. Es verdad que cualquiera puede hacerlo, pero en práctica, no es así. Supongo que por algo será. En primer lugar, tienes que tener necesidad interna para hacerlo, además de tener algo que contar. Una vez se tiene, se debe saber cómo plasmarlo y, sobre todo, dominar la forma y las técnicas para hacerlo. Si falta alguna de esas partes (con seguridad, entre otras muchas no nombradas), se convierte en un trabajo complicado. Y esto solo para poder llegar a escribir. Luego está el factor nada desdeñable, de «saber escribir bien», y eso… eso está al alcance de pocas personas.
Mientras llega ese momento, con el riesgo de que nunca llegue, me conformaré con juntar letras para contar historias que le sean interesantes y entretenidas para las personas que quieran leer lo que escribo.
Zuri Vidad
Enero 2022
La escritura y la música
Existen diferentes tareas o acciones que se realizan en la vida que están ligadas entre sí de manera fundamental. Quizás la primera que nos viene a la cabeza sea ducharse mientras se escucha música, o mientras se canta, o a la vez que está sonando una emisora de radio, bien musical o de información.
Como la mencionada, si pensamos durante un rato, nos vendrían a la cabeza muchas otras: subir al coche y encender la radio, sentarte a ver la televisión y consultar Instagram o cualquier otra red social, tomar una copa o un café y encender un cigarrillo para los fumadores, o cualquier otra que se nos ocurra.
Todas ellas suelen ser actividades secundarias, no imprescindibles para nuestra vida, pero altamente reconfortantes. Con ellas, conseguimos realizar esa tarea que pretendemos hacer, a la vez que disfrutamos de la otra. En muchos casos configuran ese pequeño placer que nos damos y que cuando nos preguntan, son las que nos dan la vida. Son esos pequeños instantes que valoramos de manera especial y que hacen que el día a día se pase de una manera más agradable y placentera.
De todas las actividades secundarias, para mí, noquizás la música sea una de las principales. Es evidente que será así para las personas que valoren esa actividad. Si no te gusta la música, no podrás valorarla de manera positiva nunca. Como si no te gusta el cine, no encontrarás satisfactorio acudir a una sala de cine o descubrir la última novedad en las plataformas de pago por visión.
De la misma manera, si no estás dispuesto a escuchar cosas nuevas, sorprenderte con grupos diferentes, quizás alejados de tus —a priori— gustos, nunca podrás impresionarte ni asombrarte por un nuevo descubrimiento. Pero ese es otro tema, también interesante para pensar, pero para otro momento.
Con el tiempo he llegado a la conclusión de que pocas son las actividades que puedo realizar sin que la música ocupe su espacio secundario junto a ese lugar prioritario de la propia acción que realizo. Que estoy trabajando, la música de fondo siempre es interesante; que me ducho, lo mismo; que salgo un rato a correr, imprescindible; que cocino, qué mejor que con música. En este momento, una puntualización: desde la llegada de las plataformas de series y películas de pago, también se introducen en esa actividad secundaria durante el cocinado, aún debiendo ser en muchos casos la principal, ya que el nivel de atención que requieren es alto. Pero, ¿quién dice que no se pueden hacer dos cosas a la vez?
Pero volvamos al tema de fondo de este artículo: la música como la más importante de las actividades secundarias. A lo largo de mi vida, la música ha tenido un papel importante (como en la de muchas otras personas), llegando a poder hacer un relato de mi vida a través de una banda sonora formada por la música que he escuchado a lo largo de los años. Desde ese primer momento de descubrimiento personal con Radio Futura o Héroes del silencio, para pasar en una especie de evolución, a los grupos extranjeros con Luna, Sonic Youth o Smashing Pumpkins. Como es normal, no se pueden nombrar todos (Belle and Sebastian, Pavement, The Divide Comedy, Richard Hawley, los Planetas o los más recientes God is an Astronaut, the New Raemon, McEnroe, Neuman, Nacho Vegas o cientos más). Muchos se quedan en el tintero, pero para que sirva a modo de muestra.
Lo importante en todo este camino es descubrir nuevos espacios, de ahí la razón de pasar por el Blues, la música clásica o el más actual rock instrumental (progresivo o no) entre otros. Recuerdo, hace años, las semanas previas a la publicación de un nuevo disco de un grupo que me interesara, la expectación que me creaba, incluso ansiedad (exagerando un poco), por escuchar lo nuevo. Ahora, quizás, eso se ha mitigado en parte por la manera de realizar esta presentación de los nuevos trabajos por parte de la industria musical, a base de nuevas canciones, poco a poco, como un goteo constante pero demasiado escaso de la información.
Pero reconduzcamos lo que pretendo decir, ya que me voy por las ramas. En la actualidad, cualquier tarea que realizo, la puedo ejecutar con la música de fondo (o no tan de fondo). Y la escritura es una de ellas. Incluso la lectura, aunque también es cierto que no siempre. Pero creo importante decir que en estos casos, la música es seleccionada, a conciencia. No sirve cualquier cosa. Cada vez más me decanto por la música instrumental, rock instrumental en la actualidad, sin las posibles distracciones que pudiera provocar la voz. Aunque en ocasiones sí se puede dar, pero, eso sí, en un idioma que no sea al mío materno. Generalmente en ingles. Creo que es la única ocasión en la que me alegro de no haber aprendido el idioma anglosajón, para evitar esa posible distracción que se pudiera dar, ya que de este modo mi mente la trata como un instrumento más. Sí, sé que es una excusa bastante burda y poco creíble… pero dejadme permanecer en paz con mi conciencia por ser tan negado en el aprendizaje de idiomas.
El hecho de recibir información sonora por mis oídos, creo que me ayuda a la hora de crear contenido escrito. Desconozco si una cosa va en relación a la otra, pero así lo percibo. O quizás así lo quiera percibir, ya que me agrada en especial hacerlo. Al fin y al cabo, en mi caso, se trata de realizar dos actividades de ocio al mismo tiempo, y ambas placenteras. Supongo que a falta de conocimientos básicos como para crear algo de música (muy a mi pesar), el poder aunar ambas cosas me reconforta de alguna manera.
Como todo en la vida, habrá quien sea incapaz de hacerlo ya que le distrae una tarea de la otra, o por el contrario quien lo lleva a su máxima expresión de alguna otra manera, pero en mi caso, así funciona. No suelo ser tajante con casi nada en este mundo, por lo tanto, hay veces que lo hago (la mayoría) y hay veces que no. Siempre me suele funcionar según me dicte mi conciencia, mis ganas o mi razón, según mis necesidades en ese momento. Por ejemplo, estas letras las estoy acabando ahora sin música, pero el inicio funcionó con ella. ¿Por qué? No lo sé. Porque es así, y ya está. Y me encanta que sea así, sin estar planificado o sin crear una rutina, por mucho que piense que estas son importantes en el día a día de una persona.
Para terminar, y ahondando en la idea, por si no ha quedado claro, creo que yo soy de las personas que ante la elección de una dualidad tal en la vida que me pusiera en frente de dos situaciones en las cuales se diga en su opción «a», vivir en un mundo sin música, y en la «b»… No dejaría que me dijeran la «b», la elegiría sin dudarlo, ya que para mí, un mundo sin música, no lo puedo concebir.
Zuri Vidad
Septiembre 2021
Estamos en septiembre y es la Feria del Libro de Madrid, del 10 al 26 de septiembre.
En la caseta 206 (Entrelineas Editories) disponen de ejemplares de En este otro lado de la vida con un 10% de descuento de Feria.
Julio 2021
¡¡Por fin ha llegado el momento!!
«En este otro lado de la vida» de Zuri Vidad, YA está a la venta.
Se publica por editorial tradicional, en libro físico, por medio de Entrelineas Editores. No estará disponible en versión ebook.
Para quien esté interesado, hay 3 métodos para adquirirlo.
Su precio es de 18€:
1. En su página web:
https://eraseunavez.org/En-este-otro-lado-de-la-vida
Aquí tendrás que pagar un pequeño porte, pero te regalan un libro de su catálogo.
2. En cualquier librería, pero lo tendrás que pedir, ya que es difícil que esté entre los cientos de ejemplares que se publican cada semana. En La Casa del Libro suelen tener muchos de Entrelineas Editores.
ISBN: 978-84-124119-5-9
3. Pidiéndomelo a mí y, además, te lo firmo. Desventaja, no cuenta como venta cara a estadísticas de la editorial.
Para quien lo adquieran, feliz lectura. Ya me diréis vuestras impresiones.
Julio 2021
Estamos en la cuenta atrás para la publicación del último libro de Zuri Vidad, «En este otro lado de la vida», ganador del Certamen Corcel Negro 2020.
Aquí podemos ver el título como saldrá publicado en su portada:

Junio 2021
En la actualidad se está ultimando el proceso de edición de «En este otro lado de la vida», con el interior de la novela totalmente diseñada y enfrascados en la definición gráfica de la portada.
En breve se espera que salga publicada.
Enero 2021
Entra en proceso de Edición con Entrelineas Editores «En este otro lado de la vida».
En los próximos meses se informará de las novedades.
Noviembre 2020
§ V CERTAMEN CORCEL NEGRO §
El 29 de octubre de 2020 se hizo entrega del diploma como uno de los ganadores del V Certamen Corcel Negro en la categoría de Novela Narrativa, por la obra titulada «En este otro lado de la vida».
El Certamen literario estaba organizado por Entrelineas editores y constaba del premio de la publicación de la novela, que se realizará en el mes de junio de 2021.
Febrero 2023
Diciembre 2022
Entrevista a Zuri Vidad
El pasado miercoles 30 de noviembre me desplacé a las instalaciones de Radio Manises para realizar una entrevista dentro del espacio Magazine a Diari, de la mano de Julio, en su espacio destinado a la literatura, donde dan voz a autores más o menos reconocidos, para mostrar a los oyentes sus novedades literarias y hacer un pequeño repaso a su recorrido en el ámbito de las letras.
Ese día me tocó a mí, mostró la obra de Zuri Vidad, con mi última novela En este otro lado de la vida (en el apartado Publicaciones tenéis el enlace directo para su obtención), además de repasar toda mi trayectoria, hablar de lo que tengo entre manos y la manera de afrontar el proceso creativo.
En el siguiente enlace dejo la entrevista por si queréis oirla. Es recomendable tener instalado Ivoox para ello:
https://go.ivoox.com/rf/97260187
Noviembre 2022
¿Creación desde la no formación?
Creo que siempre hay que tener un escrupuloso respeto hacia alguien que ha logrado crear algo desde la nada. Y no me quiero centrar solo en las disciplinas típicas, como la pintura, la escultura, la música o la escritura. Cualquier ámbito de la vida da para crear y conseguir un proceso creativo a partir de las necesidades de cada cual.
Sin embargo, aquellas que consiguen despertar en las personas un sentimiento interno y único, suelen ser las más valoradas. El concepto de belleza tan cuestionado, valorado y discutido a lo largo de la historia, está íntimamente relacionado con ello. En la escuela de Arquitectura —que es lo que conozco— se habla de manera amplia sobre ello. En la de Bellas Artes con toda seguridad, también.
Pero lo que me interesa en este momento son las personas que se introducen en un proceso creativo —sea cual fuere— de manera espontánea, porque se lo pide el cuerpo, sin necesidad de una formación previa. Ello ocurre mucho con la escritura. En los últimos tiempos creo que ha habido una explosión de personas que auto publican sus creaciones, o quizás lo veo al estar yo metido entre ellos, sin necesidad de tener una formación cercana a lo que se supondría que es lo necesario para escribir. La mayoría de personas piensan en profesiones como periodismo, filología o incluso historiador, como las más lógicas para escribir, ya que no existe una carrera como tal para ejercer el oficio de escritor. Quizás sea por escritores reconocidos, que poseen alguna de esas formaciones académicas. Si no vienes de estas disciplinas académicas o no te dedicas profesionalmente a ellas, de manera inevitable, confiere al escritor en cierto modo, una categoría de impostor, aunque en realidad no sea así.
Yo tengo ese sentimiento. Para bien o para mal. No lo voy a negar.
En cualquier caso, la historia está llena de escritores alejados a priori de una formación en letras, y que escribían novela, más allá de libros de divulgación científica, como puede ser Isaac Asimov y su saga de la Fundación, entre otros muchos libros, o Arthur C. Clarke, autor de 2001: Una odisea del espacio, quien estudió matemáticas y físicas.
Tanto la formación como la cultura del propio individuo siempre es fundamental para transmitir de manera escrita y, por tanto, seguirá siéndolo de igual forma si ha sido dentro de las ciencias o de las letras; aunque es indudable que se realizará de una manera más innata si viene de la rama de las letras. Pero, como hemos visto antes, la historia está llena de todos los casos.
En mi caso, durante mi formación académica siempre he huido de las letras como tales: griego, latín, derecho, filología…, y me he decantado por la rama más científica, con el dibujo como base y con una formación más técnica. Aunque no deja de ser «titulitis», primero me diplomé, después me licencié y con posterioridad obtuve un grado. Más allá de los «títulos», que sin una adecuada experiencia profesional no significan nada, sí son importantes para tener una base y una cultura suficiente para percibir los diversos aspectos de la vida desde un punto de vista crítico, sabiendo cuestionar y discernir lo que es útil de lo que es paja, al menos para uno mismo. Lo que está claro es que, aunque el saber no ocupa lugar (bueno, sí tiempo), sirve para no ser un inculto general y tratar de ser lo más autónomo y libre, en la medida de lo posible, dentro de una sociedad tan ideologizada, influenciable y sectaria como la que vivimos. Los estímulos externos que nos llegan, bien por redes sociales como por medios de comunicación son tan grandes e imposibles de parar, que se hace fundamental tener unos mínimos elementos críticos de juicio para que no te dicten lo que tienes que pensar. Y si lo hacen, porque es inevitable, saber diferenciar lo que consideras que te aporta y que es afín a tus ideas o tus principios, de lo que no lo son o crees entender que es una media verdad o una mentira en toda regla.
Con todo ello no quiero decir que para escribir se deba tener una formación en concreto, aunque sí es en gran medida recomendable estar bien formado, a nivel académico o en la escuela de la vida. De hecho, a veces resulta interesante conocer lo que puede salir al no estar —en cierta manera— contaminado con algunos aspectos propios de una temática, y poderte dedicar a adentrar en ella sin prejuicios y conceptos de base, plasmando en el papel lo que sientes o lo que tu cuerpo te pide, aún con el riesgo de equivocarte, pero sin tener el corsé que impondría un conocimiento previo. En cualquier caso, para poder exprimir de manera adecuada cualquier faceta de la vida, es importante conocerla y controlarla, y la escritura es una más.
Escribir es una faceta muy satisfactoria para quien la realiza. Es verdad que cualquiera puede hacerlo, pero en práctica, no es así. Supongo que por algo será. En primer lugar, tienes que tener necesidad interna para hacerlo, además de tener algo que contar. Una vez se tiene, se debe saber cómo plasmarlo y, sobre todo, dominar la forma y las técnicas para hacerlo. Si falta alguna de esas partes (con seguridad, entre otras muchas no nombradas), se convierte en un trabajo complicado. Y esto solo para poder llegar a escribir. Luego está el factor nada desdeñable, de «saber escribir bien», y eso… eso está al alcance de pocas personas.
Mientras llega ese momento, con el riesgo de que nunca llegue, me conformaré con juntar letras para contar historias que le sean interesantes y entretenidas para las personas que quieran leer lo que escribo.
Zuri Vidad
Enero 2022
La escritura y la música
Existen diferentes tareas o acciones que se realizan en la vida que están ligadas entre sí de manera fundamental. Quizás la primera que nos viene a la cabeza sea ducharse mientras se escucha música, o mientras se canta, o a la vez que está sonando una emisora de radio, bien musical o de información.
Como la mencionada, si pensamos durante un rato, nos vendrían a la cabeza muchas otras: subir al coche y encender la radio, sentarte a ver la televisión y consultar Instagram o cualquier otra red social, tomar una copa o un café y encender un cigarrillo para los fumadores, o cualquier otra que se nos ocurra.
Todas ellas suelen ser actividades secundarias, no imprescindibles para nuestra vida, pero altamente reconfortantes. Con ellas, conseguimos realizar esa tarea que pretendemos hacer, a la vez que disfrutamos de la otra. En muchos casos configuran ese pequeño placer que nos damos y que cuando nos preguntan, son las que nos dan la vida. Son esos pequeños instantes que valoramos de manera especial y que hacen que el día a día se pase de una manera más agradable y placentera.
De todas las actividades secundarias, para mí, noquizás la música sea una de las principales. Es evidente que será así para las personas que valoren esa actividad. Si no te gusta la música, no podrás valorarla de manera positiva nunca. Como si no te gusta el cine, no encontrarás satisfactorio acudir a una sala de cine o descubrir la última novedad en las plataformas de pago por visión.
De la misma manera, si no estás dispuesto a escuchar cosas nuevas, sorprenderte con grupos diferentes, quizás alejados de tus —a priori— gustos, nunca podrás impresionarte ni asombrarte por un nuevo descubrimiento. Pero ese es otro tema, también interesante para pensar, pero para otro momento.
Con el tiempo he llegado a la conclusión de que pocas son las actividades que puedo realizar sin que la música ocupe su espacio secundario junto a ese lugar prioritario de la propia acción que realizo. Que estoy trabajando, la música de fondo siempre es interesante; que me ducho, lo mismo; que salgo un rato a correr, imprescindible; que cocino, qué mejor que con música. En este momento, una puntualización: desde la llegada de las plataformas de series y películas de pago, también se introducen en esa actividad secundaria durante el cocinado, aún debiendo ser en muchos casos la principal, ya que el nivel de atención que requieren es alto. Pero, ¿quién dice que no se pueden hacer dos cosas a la vez?
Pero volvamos al tema de fondo de este artículo: la música como la más importante de las actividades secundarias. A lo largo de mi vida, la música ha tenido un papel importante (como en la de muchas otras personas), llegando a poder hacer un relato de mi vida a través de una banda sonora formada por la música que he escuchado a lo largo de los años. Desde ese primer momento de descubrimiento personal con Radio Futura o Héroes del silencio, para pasar en una especie de evolución, a los grupos extranjeros con Luna, Sonic Youth o Smashing Pumpkins. Como es normal, no se pueden nombrar todos (Belle and Sebastian, Pavement, The Divide Comedy, Richard Hawley, los Planetas o los más recientes God is an Astronaut, the New Raemon, McEnroe, Neuman, Nacho Vegas o cientos más). Muchos se quedan en el tintero, pero para que sirva a modo de muestra.
Lo importante en todo este camino es descubrir nuevos espacios, de ahí la razón de pasar por el Blues, la música clásica o el más actual rock instrumental (progresivo o no) entre otros. Recuerdo, hace años, las semanas previas a la publicación de un nuevo disco de un grupo que me interesara, la expectación que me creaba, incluso ansiedad (exagerando un poco), por escuchar lo nuevo. Ahora, quizás, eso se ha mitigado en parte por la manera de realizar esta presentación de los nuevos trabajos por parte de la industria musical, a base de nuevas canciones, poco a poco, como un goteo constante pero demasiado escaso de la información.
Pero reconduzcamos lo que pretendo decir, ya que me voy por las ramas. En la actualidad, cualquier tarea que realizo, la puedo ejecutar con la música de fondo (o no tan de fondo). Y la escritura es una de ellas. Incluso la lectura, aunque también es cierto que no siempre. Pero creo importante decir que en estos casos, la música es seleccionada, a conciencia. No sirve cualquier cosa. Cada vez más me decanto por la música instrumental, rock instrumental en la actualidad, sin las posibles distracciones que pudiera provocar la voz. Aunque en ocasiones sí se puede dar, pero, eso sí, en un idioma que no sea al mío materno. Generalmente en ingles. Creo que es la única ocasión en la que me alegro de no haber aprendido el idioma anglosajón, para evitar esa posible distracción que se pudiera dar, ya que de este modo mi mente la trata como un instrumento más. Sí, sé que es una excusa bastante burda y poco creíble… pero dejadme permanecer en paz con mi conciencia por ser tan negado en el aprendizaje de idiomas.
El hecho de recibir información sonora por mis oídos, creo que me ayuda a la hora de crear contenido escrito. Desconozco si una cosa va en relación a la otra, pero así lo percibo. O quizás así lo quiera percibir, ya que me agrada en especial hacerlo. Al fin y al cabo, en mi caso, se trata de realizar dos actividades de ocio al mismo tiempo, y ambas placenteras. Supongo que a falta de conocimientos básicos como para crear algo de música (muy a mi pesar), el poder aunar ambas cosas me reconforta de alguna manera.
Como todo en la vida, habrá quien sea incapaz de hacerlo ya que le distrae una tarea de la otra, o por el contrario quien lo lleva a su máxima expresión de alguna otra manera, pero en mi caso, así funciona. No suelo ser tajante con casi nada en este mundo, por lo tanto, hay veces que lo hago (la mayoría) y hay veces que no. Siempre me suele funcionar según me dicte mi conciencia, mis ganas o mi razón, según mis necesidades en ese momento. Por ejemplo, estas letras las estoy acabando ahora sin música, pero el inicio funcionó con ella. ¿Por qué? No lo sé. Porque es así, y ya está. Y me encanta que sea así, sin estar planificado o sin crear una rutina, por mucho que piense que estas son importantes en el día a día de una persona.
Para terminar, y ahondando en la idea, por si no ha quedado claro, creo que yo soy de las personas que ante la elección de una dualidad tal en la vida que me pusiera en frente de dos situaciones en las cuales se diga en su opción «a», vivir en un mundo sin música, y en la «b»… No dejaría que me dijeran la «b», la elegiría sin dudarlo, ya que para mí, un mundo sin música, no lo puedo concebir.
Zuri Vidad
Septiembre 2021
Estamos en septiembre y es la Feria del Libro de Madrid, del 10 al 26 de septiembre.
En la caseta 206 (Entrelineas Editories) disponen de ejemplares de En este otro lado de la vida con un 10% de descuento de Feria.
Julio 2021
¡¡Por fin ha llegado el momento!!
«En este otro lado de la vida» de Zuri Vidad, YA está a la venta.
Se publica por editorial tradicional, en libro físico, por medio de Entrelineas Editores. No estará disponible en versión ebook.
Para quien esté interesado, hay 3 métodos para adquirirlo.
Su precio es de 18€:
1. En su página web:
https://eraseunavez.org/En-este-otro-lado-de-la-vida
Aquí tendrás que pagar un pequeño porte, pero te regalan un libro de su catálogo.
2. En cualquier librería, pero lo tendrás que pedir, ya que es difícil que esté entre los cientos de ejemplares que se publican cada semana. En La Casa del Libro suelen tener muchos de Entrelineas Editores.
ISBN: 978-84-124119-5-9
3. Pidiéndomelo a mí y, además, te lo firmo. Desventaja, no cuenta como venta cara a estadísticas de la editorial.
Para quien lo adquieran, feliz lectura. Ya me diréis vuestras impresiones.
Julio 2021
Estamos en la cuenta atrás para la publicación del último libro de Zuri Vidad, «En este otro lado de la vida», ganador del Certamen Corcel Negro 2020.
Aquí podemos ver el título como saldrá publicado en su portada:

Junio 2021
En la actualidad se está ultimando el proceso de edición de «En este otro lado de la vida», con el interior de la novela totalmente diseñada y enfrascados en la definición gráfica de la portada.
En breve se espera que salga publicada.
Enero 2021
Entra en proceso de Edición con Entrelineas Editores «En este otro lado de la vida».
En los próximos meses se informará de las novedades.
Noviembre 2020
§ V CERTAMEN CORCEL NEGRO §
El 29 de octubre de 2020 se hizo entrega del diploma como uno de los ganadores del V Certamen Corcel Negro en la categoría de Novela Narrativa, por la obra titulada «En este otro lado de la vida».
El Certamen literario estaba organizado por Entrelineas editores y constaba del premio de la publicación de la novela, que se realizará en el mes de junio de 2021.